Soplan vientos de cambio en la división de frutos secos de Borges International Group (BIG), que desde el pasado año viene experimentando una radical reorganización. BAIN (Borges Agricultural & Industrial Nuts), líder mundial en su sector con un volumen de negocio anual que supera los 200 millones de euros, ha emprendido una vía pionera en España -a esta escala prácticamente a nivel mundial- al objeto de dominar todo el proceso productivo, desde el cultivo en origen hasta la comercialización, y ganar la autonomía necesaria para evitarse a medio plazo los disgustos que producen las fluctuaciones de la materia prima en sus márgenes de negocio.
Como punta de lanza en la expansión del grupo Borges, BAIN va a comenzar por la almendra, el producto estrella del sector, pues aglutina por sí sólo el 50% del negocio. Actualmente, Borges importa de California (70%) y Australia el grueso de las casi 17.000 toneladas que vende cada año, el 6,9% del consumo de la UE.
La idea es relativamente sencilla, aunque no tanto la ejecución: se trata de rebajar progresivamente la dependencia de la materia prima importada mediante la puesta en explotación de 2.500 hectáreas en el sur de España y Portugal, capaces de producir unas 6.000 toneladas en la próxima década.
A día de hoy, BAIN sólo procesa unas 2.500 toneladas de almendra, nuez y pistacho generadas en cultivos propios de las más de 35.000 que vende en 56 países del mundo. “Habitualmente han sido los agricultores los que se han industrializado para procesar y comercializar sus productos, pero no hay precedentes del caso a la inversa, es decir, que un especialista en la vertiente industrial y comercial dé el paso de producir a gran escala en origen… sólo hay cuatro o cinco compañías en el mundo capaces de controlar toda la cadena”, explica el consejero delegado de BAIN, David Prats.
1,127 millones de nuevas acciones
El giro estratégico de la compañía se ha gestado durante varios años y ha culminado esta semana con la puesta en el mercado de 1,127 millones de acciones -a 20,91 euros por título- para financiarlo, lo que se debe traducirse en una inyección financiera de al menos 23,5 millones de euros para cultivar 500 nuevas hectáreas de almendro en cada uno de los próximos cinco años.
Esta ampliación de capital, con la idea de cotizar en el mercado continuo antes de un año, no afectará significativamente al sólido dominio accionarial de la familia Pont (oscila en torno al 75%) ni en la división de frutos secos ni en la matriz Borges International Group, un gigante con 675 millones de euros de ventas en 2015.
El carácter tradicional y familiar del Grupo Borges, con 120 años de historia, no ha supuesto ningún obstáculo para utilizar las herramientas financieras “más eficaces” a su alcance, según David Prats: “Estamos inmersos -argumenta- en un proceso de reorganización para optimizar el valor de la totalidad del grupo, y el Consejo de Administración ha mostrado su apertura a validar la estructura financiera más adecuada; en nuestro caso, se trata de un proyecto muy bien definido al que se da forma, una parte por la vía de la deuda bancaria y otra con la ampliación de capital”.
120.000 almendros al año
El consejero delegado subraya que nadie debe confundir este proceso con una operación financiera de venta, sino que se busca músculo económico resistente a largo plazo. Durante un lustro, BAIN plantará una media de 120.000 almendros al año; si se tiene en cuenta que cada árbol tarda unos seis años en alcanzar el umbral de producción, “tardaremos unos 11 años en iniciar la explotación al 100% de nuestra inversión”. “Como es lógico -advierte- los retornos no van a ser inmediatos ya que el negocio, como los frutos, requiere una maduración”.
¿Cómo se gastará el dinero? La explotación de los nuevos cultivos, todos ellos de regadío, se va a realizar a través de una fórmula mixta de compra de terrenos, arrendamiento y alianzas de adquisición de materia prima a terceros. BAIN ha comprado ya 87 hectáreas en Badajoz y mantiene negociaciones avanzadas para gestionar otras 759, así como 2.388 en fase preliminar de estudio.
En el dibujo diseñado por la compañía, la almendra procedente de los campos de California, Granada y Badajoz pasará por las descascaradoras de Almería y Castellón para llegar a la planta específica de procesado que la multinacional mantiene en Reus (Tarragona), con capacidad de procesado de 30.000 toneladas anuales.
Los ingenieros agrónomos de BAIN llevan años estudiando con el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de la Generalitat (IRTA, en sus siglas catalanas) las variedades más apropiadas para una producción a gran escala similar a la que se realiza en California.
Ese tipo de cultivo obliga a la multinacional de origen catalán a abandonar su territorio de origen (Borges nació de un pequeño negocio iniciado por la familia Pont Creus de venta de aceitunas y almendras en las provincias de Lleida y Tarragona) y mirar hacia el sur, “básicamente para eliminar el riesgo de heladas”, razona David Prats.
Negocio B2B
“Vendemos como Borges, pero ni mucho menos todo lo que sale de nuestras fábricas va en bolsitas de la marca Borges”, especifica el consejero delegado de BAIN. Es más, la presencia de los frutos secos es porcentualmente pequeña en Borges Branded Foods (BBF, la nueva filial que comercializa el abanico de las marcas Borges).
La fortaleza de BAIN no reside tanto en el consumidor final como en la provisión de ingredientes a clientes industriales, un flujo de negocio conocido como B2B (business to business).
Con unos 350 trabajadores en la órbita de la filial de frutos secos, que pueden aumentar en puntas del calendario como la campaña prenavideña o el Ramadán, aproximadamente el 70% de la fuerza industrial se dedica al B2B (sólo el 13% se comercializa como BBF) y el 30% al envasado (10% para BBF como cliente interno y el resto para terceros). En la cartera de de BAIN figuran “marcas muy relevantes del sector agroalimentario, aunque ninguna supera más del 6% de las ventas”, revela Prats.
Además de BAIN y BBF, cuando finalice el proceso de remodelación de Borges International Group, el tercer pilar sobre el que se sostendrá la estructura de la multinacional sigue en los aceites, de oliva y semillas, cuyo negocio se aglutina en Borges Agricultural & Industrial Edible Oils.
En total, si se suman las tres divisiones, lo que se inició en 1896 como una modesta iniciativa de comercio familiar sumará más de un millar de empleados, 12 fábricas y 14 sedes comerciales para vender 300.000 toneladas de productos en 111 países de todo el planeta.
[Via: El Mundo]